Arqueología bíblica: ¿qué es y por qué es importante?
A lo largo de las últimas décadas se han hecho grandes descubrimientos en el campo de la arqueología bíblica. Seguramente habrás escuchado del descubrimiento de alguna ciudad, alguna sinagoga de los primeros siglos, un sello de un rey, canastas, construcciones, palacios y acueductos de los tiempos bíblicos. Todos estos hallazgos son llamativos en sí mismos porque nos dan una perspectiva de cómo era el mundo bíblico en su origen. Sin embargo, hay muchas más razones de fondo para que arqueólogos, antropólogos, lingüistas y académicos de otros campos se comprometan en este tipo de búsquedas.
La arqueología bíblica puede también dar sostén y firmeza a los relatos bíblicos, ayudando a confirmar algunas de las historias que son narradas en la Biblia o señalando la plausibilidad de estos relatos. A lo largo de los años se han descubierto importantes piezas arqueológicas que han ayudado a los arqueólogos y a los cristianos o seguidores del mesías, a confirmar con mucha mayor certeza los contextos y escenarios descritos en los textos bíblicos.
Pero antes de abordar estas importantes razones en mayor profundidad, las cuales pueden llevar a todo tipo de discusiones sobre el mundo de la Biblia y la forma en que interpretamos la Revelación, es preciso identificar qué es la arqueología bíblica, cuál es su objeto de estudio, su historia y los aportes que esta disciplina le ha brindado al mundo.
¿Qué es la arqueología bíblica? Definiendo el campo de estudio
La arqueología bíblica es una escuela académica y una rama de los estudios bíblicos y de la arqueología levantina. La arqueología bíblica estudia los sitios arqueológicos del Antiguo Oriente Próximo y especialmente de Tierra Santa (también conocidos como Palestina, la Tierra de Israel y Canaán) de los tiempos bíblicos.
Este campo de estudio emergió como una disciplina académica a finales del siglo XIX, con el impulso de arqueólogos británicos y estadounidenses, con el objetivo de confirmar la historicidad de la Biblia. Entre los años 1920, justo después de la Primera Guerra Mundial, cuando Palestina estaba bajo el dominio británico, y entre la década de los sesenta, la arqueología bíblica se convirtió en una disciplina dominante entre la escuela americana de arqueología levantina bajo el liderazgo de figuras tales como William F. Albright y G. Ernest Wright. Este trabajo fue principalmente financiado por iglesias y liderado por teólogos. Desde finales de los años sesenta, la arqueología bíblica fue influenciada por la arqueología procesual, la “Nueva Arqueología”, y enfrentó diversos problemas que hicieron que el enfoque religioso de la misma se hiciera a un lado en el marco de las investigaciones. Esto ha llevado a las escuelas americanas a hacer un cambio desde los estudios bíblicos y a enfocarse en la arqueología de la región y en su relación con los textos bíblicos, en lugar de probar o refutar los relatos bíblicos.
Fuentes de la arqueología bíblica
La Biblia Hebrea es la principal fuente de información acerca de la región de Palestina y principalmente cubre el periodo conocido como la Era de Hierro. Por lo tanto, la arqueología puede proveer perspectivas que la historiografía bíblica no puede darnos. El estudio comparativo de los textos bíblicos y de los descubrimientos arqueológicos ayuda a entender el Antiguo Oriente Próximo, las personas de estos contextos y sus culturas. Aunque tanto la Biblia Hebrea como el Nuevo Testamento son tomados en cuenta, la mayoría de los estudios se centran fundamentalmente en la Biblia Hebrea.
Uso del término “arqueología bíblica”
El término arqueología bíblica es usado por los arqueólogos israelíes y por los medios de comunicación, así como en relación a la audiencia de habla inglesa, en referencia a lo que es conocido en hebreo como “arqueología israelí”, y para evitar usar el término de arqueología palestina. En este sentido, esta definición ha sido usada con ciertos matices políticos y nacionalistas dentro de la comunidad académica israelí.
Los orígenes de la arqueología bíblica
Antes de que la disciplina se estableciera en un terreno netamente académico, las visitas a Oriente Próximo y la búsqueda de reliquias que dieran indicios de la veracidad de los relatos bíblicos fue algo común en el mundo cristiano.
El primer gran registro de una búsqueda arqueológica no académica en Tierra Santa se remonta al siglo IV, cuando Helena de Constantinopla, la madre del Emperador Constantino, viajó a Jerusalén para recuperar objetos sagrados y “reliquias” con el fin de impulsar y confirmar la religiosidad entre los cristianos del Imperio romano. Helena hizo trasladar hasta Roma las escaleras del palacio de Poncio Pilato, pues según la tradición por estas habría caminado Jesús cuando fue juzgado y condenado a muerte por el procurador romano. Helena también fue reconocida por buscar las reliquias de la “Vera Cruz”, la verdadera cruz en la que fue crucificado Jesús. En su búsqueda por encontrar la cruz donde Jesucristo murió, Helena hizo demoler el templo dedicado a la diosa Venus erigido en el monte Calvario y ordenó una excavación sobre el lugar, luego de esto reclamó haber encontrado la cruz en la que Jesús fue crucificado.
Aunque muchos de los “descubrimientos arqueológicos” de Helena han sido considerados como inauténticos, algunos otros, como es el caso de la Escalera del palacio de Poncio Pilato, si bien no están confirmados plenamente como fidedignos, parecen ser auténticos. El reformador alemán Martín Lutero habría subido de rodillas por la Escalera de Pilato luego de su viaje a Roma, ya que según las creencias populares de su tiempo seguir el camino de Jesús por la Escalera brindaba el perdón de los pecados a los penitentes.
Si bien los hallazgos de Helena y de otros peregrinos cristianos que viajaban a Tierra Santa, tal y como sucedía en la época de las cruzadas, fueron muchas veces puestos en duda por los escépticos, la tradición de la búsqueda de reliquias se puede catalogar como una forma de proto-arqueología. Esta primera forma de arqueología puede indicarnos las verdaderas intenciones y la importancia misma de buscar objetos relacionados con los relatos bíblicos. La búsqueda de reliquias, la creencia en ellas o su fabricación de forma deliberada, tenían la función de aumentar la fe de los creyentes al tiempo que servían como un incentivo para que los fieles visitarán ciertos lugares de culto de manera más frecuente y dejarán en ellos sus ofrendas. Por estas mismas razones, la historia de las reliquias cristianas no ha estado exenta de enormes fraudes y fabricaciones.
La arqueología como una disciplina consolidada surgirá mucho tiempo después de la búsqueda de reliquias medievales, la cual también era en sí misma una forma de caza de tesoros y fuente de incentivos económicos para quienes se involucraban en ella. Así, el estudio de la arqueología bíblica comenzó al mismo tiempo que la arqueología general en el siglo XIX, y naturalmente su desarrollo se relaciona con el descubrimiento de artefactos altamente importantes.
De esta manera, los desarrollos de la arqueología bíblica han sido clasificados en diferentes periodos:
Antes del mandato británico en Palestina
Las primeras exploraciones arqueológicas comenzaron en el siglo XIX y fueron lideradas principalmente por los europeos. Hubo renombrados arqueólogos trabajando en ese tiempo y uno de los más conocidos fue Edward Robinson, quien descubrió un número de ciudades antiguas.
El Fondo de Exploración Palestina, fue creado en 1865, con la Reina Victoria como su más grande patrocinadora. Grandes investigaciones fueron llevadas a cabo alrededor del Templo de Jerusalén en la década de 1860 por Charles Warren y Charles William Wilson, por quien la “Arca de Wilson” ha sido nombrada.
La Sociedad de Exploración Americana Palestina fue fundada en 1870. En ese mismo año, un joven arqueólogo francés, Charles Clermont-Ganneau, llegó a Tierra Santa con el fin de estudiar dos notables inscripciones: La Estela Mesha en Jordán y varias inscripciones en el Templo de Jerusalén. Otra personalidad entró en la escena en 1890, cuando Sir William Matthew Flinders Petrie, quien se había hecho conocido como “el padre de la arqueología palestina”. En Tell-el Hesi, Petrie sentó las bases de las exploraciones metodológicas al darle una gran importancia al análisis de las cerámicas como objetos arqueológicos. En efecto, la recuperación de fragmentos u objetos sirvió para fijar la cronología de múltiples acontecimientos con mucha mayor precisión, ya que los objetos de cerámica tenían características específicas según el momento histórico.
En 1889, la orden católica de los dominicos abrió la Escuela Arqueológica y Bíblica de Jerusalén, la cual se convertiría en una entidad renombrada en este campo a nivel mundial. Autoridades destacadas como el presbítero M. J. Lagrange y L. H. Vicent surgieron como figuras importantes de esta escuela.
En 1898, La Sociedad Alemana Oriental fue fundada en Berlín por el emperador Guillermo II de Alemania. Muchas otras organizaciones similares fueron fundadas durante esta época con el objetivo de impulsar la naciente disciplina de la arqueología bíblica, aunque los investigadores de aquella época tenían como único objetivo probar la veracidad de los relatos bíblicos.
Durante el Mandato británico en Palestina
De 1922 a 1948:
La investigación y la exploración de Tierra Santa se incrementó considerablemente durante este periodo y fue dominada por el genio de William Foxwell Albright, de la iglesia metodista de los Estados Unidos, por C. S. Fischer, los jesuitas y los dominicos. La era de los descubrimientos arqueológicos cerró con un gran avance: El descubrimiento de los Rollos del Mar Muerto en Qumran en 1947, así como la subsecuente excavación de los mismos, la cual sería en parte dirigida por el presbítero francés Roland de Vaux.
Después del Mandato Británico
1948 marcó el comienzo de una nueva era política y social para Tierra Santa con la fundación del Estado de Israel y la entrada a la escena de los arqueólogos israelíes. Inicialmente las excavaciones estaban limitadas al territorio del estado de Israel, pero después de la Guerra de los Seis Días, las investigaciones se extendieron a los territorios ocupados de Cisjordania. Una importante figura en la arqueología de este periodo fue Kathleen Kenyonee, quien dirigió las excavaciones de Jericó y de la colina de Ophel en Jerusalén.
Crystal Bennett lideró las excavaciones de Petra y la ciudadela de Amman. Los museos arqueológicos de las órdenes franciscana y dominica también son particularmente notables en Israel.
La arqueología científica bíblica hoy
La arqueología bíblica del siglo XXI es llevada a cabo frecuentemente por equipos internacionales patrocinados por universidades e instituciones gubernamentales tales como la Autoridad de Antigüedades de Israel.
Muchos voluntarios son reclutados para participar en las excavaciones conducidas por un equipo de profesionales. Los practicantes universitarios están haciendo crecientes esfuerzos para relacionar una excavación con otras en un intento de crear una amplia y detallada visión del mundo antiguo y de la cultura de cada región. Los recientes y rápidos avances en tecnología han facilitado hacer mediciones científicas cada vez más precisas en docenas de campos así como en estructuras temporales y más amplios y diseminados reportes.
1. La arqueología científica bíblica es un asunto material
La arqueología nos recuerda la “terrenidad” de los relatos bíblicos y su veracidad. Los arqueólogos no sólo descubren cómo eran las viviendas y construcciones de los tiempos bíblicos, sino que también investigan los artefactos de trabajo de las personas de estos tiempos. Para los arqueólogos que han trabajado en Betsaida, cerca al mar de Galilea, esto puede recordarles que este sitio era el hogar de al menos tres discípulos de Yashua (Jesús): Andrés, Pedro y Felipe (Juan 1:44). Ellos eran pescadores, y las excavaciones que se han llevado a cabo en Betsaida nos ayudan a entender la organización y la forma de vida de estos hombres. Algunos de los estudiantes universitarios de arqueología que han excavado en Betsaida les han preguntado a los profesionales si quizás ellos están excavando en alguna de las casas de los discípulos. La respuesta de los arqueólogos es a la vez jocosa y simple: “Si tú encuentras un buzón de correos con los nombres de Pedro, Andrés o Felipe en él, entonces pensaríamos que sí”. Como dato de interés, el nombre de Betsaida significa en hebreo literalmente “casa de pescadores”. Aunque los arqueólogos nunca han encontrado un buzón de correos, ellos han descubierto muchas cosas que iluminan nuestra percepción sobre cómo era pescar en estos sitios en el tiempo de Yashua (Jesús).
De modo que la arqueología nos provee de un contexto cultural material sobre la antigüedad. Nos ayuda a demostrar cómo vivieron los antiguos, cómo ellos cultivaban sus cultivos, cómo construían sus hogares, cómo enterraban a sus muertos, cómo controlaban sus fuentes de agua, y otros aspectos de su cultura física. La arqueología es literalmente un trabajo “innovador”.
2. La arqueología científica bíblica es un asunto de la historia
Nosotros vivimos en una era que gusta de la reconstrucción de la historia así como de afirmar en lo que vamos hallando, los eventos que la Biblia relata. Por ejemplo, siempre ha habido escepticismo acerca de si el sacrificio de niños era algo predominante en el mundo antiguo, tal y como es presentado en la Escritura. Mientras que John Currid, un investigador evangélico, trabajaba como arqueólogo de campo en un sitio de Cartago, él descubrió un cementerio sacrificial de niños en el cual miles de niños habían sido sacrificados ritualmente. Así, la arqueología provee confirmación de la realidad de ciertos eventos bíblicos que ocurrieron en la historia.
Los eventos bíblicos tienen lugar en el tiempo y el espacio. Como Pablo argumenta en 1ª de Corintios 15, si no ha habido una resurrección histórica de Yashua (Jesus) de la muerte, entonces “nuestra fe es en vano” y “esta es fútil” (vv. 14, 17). Si los muertos no han resucitado en el tiempo y el espacio, “comamos y bebamos, pues mañana moriremos” (v. 32). Por estas razones, la historia es esencial para la fe cristiana y para los seguidores del mesías.
3. La arqueología científica bíblica es un asunto de interés
Un excavador está descubriendo el pasado, descubriendo cosas que no se han visto en miles de años. Un enfoque práctico o de “manos sobre el terreno” resalta, nuevamente, la realidad de los eventos y escenarios de la Biblia. La arqueología ayuda a que la Biblia cobre vida ante nuestros ojos. Después de investigar durante mucho tiempo, muchos estudiantes de arqueología han comentado que nunca volverán a leer la Biblia de la misma manera.
4. La arqueología científica bíblica es un asunto de compañerismo entre los cristianos y seguidores del mesías
Durante una temporada de investigaciones en Betsaida, John Currid, lideró a un grupo de 35 seminaristas evangélicos durante dos semanas de excavaciones. Él frecuentemente los llevaba a Betsaida porque fue una ciudad de la que Yashua (Jesús) se quejó en el evangelio como una ciudad de no creyentes y sin arrepentimiento (Lucas 10:13). Así que allí estaba Currid con sus alumnos. Treinta y seis cristianos en Betsaida excavando en las ruinas de las casas de pescadores, algunos de los cuales habían sido discípulos de Cristo justo en una ciudad donde el mensaje de Jesús fue pasado por alto por la mayoría de la población.
Nosotros vivimos hoy en la era de una pandemia que ha afectado cada aspecto de la vida, incluyendo la arqueología. Normalmente durante los meses de verano, el tiempo de mayor trabajo de excavaciones en Israel, decenas de excavaciones están en marcha. En el verano de 2020, sin embargo, Currid se dio cuenta de que solo excavaciones de pequeña escala estaban en plena operación. La pandemia, sin lugar a dudas, fue un evento que interrumpió las investigaciones, pero como todo evento extraordinario, es algo que interrumpe la vida de todas las personas únicamente de manera temporal.
Las limitaciones de la arqueología científica bíblica
Una de las razones de la importancia de la arqueología bíblica para los cristianos es su utilidad en materia apologética. La apologética es la defensa de los artículos de fe frente aquellos que se muestran escépticos o que declaran de manera abierta que no creen. Sin embargo, con el fin de hacer una correcta interpretación de los descubrimientos arqueológicos y su lugar en los contextos bíblicos, es preciso tener en cuenta cuáles son los alcances reales de la arqueología bíblica y qué panorama general nos proveen.
El principal argumento a favor del uso de la arqueología bíblica en la apologética cristiana o mesiánica, es que nos ayuda a corroborar la existencia de eventos, ciudades y personas narrados en la Biblia y en el tiempo exacto que dicta la Biblia.
Los descubrimientos arqueológicos nos ayudan a tener información más certera sobre la existencia de personajes como el rey David, Salomón, Sedequías, Herodes, Pilato, Caifás, y muchos otros más. Todo esto, (y muchos otros descubrimientos más) pueden solidificar nuestra confianza en la veracidad de los relatos bíblicos. Esto también nos ayuda en medio de los múltiples desafíos de la cultura contemporánea, donde muchas personas afirman cosas inexactas acerca de la Biblia.
También debemos recordar, que la vasta mayoría de lo que los arqueólogos y científicos, excavan no toca algunos puntos. Aún así, todo lo que se desentierra con las palas de un arqueólogo nos ayuda a investigar mejor la cultura antigua. Por lo tanto, la arqueología bíblica científica, se adapta principalmente al análisis cultural, y dar mayor firmeza a ciertas declaraciones históricas.
En este sentido, aunque la arqueología bíblica puede brindar razones para creer en la veracidad del texto bíblico y afirma su plausibilidad, esta no es una herramienta para demostrar la fe. La adhesión del cristiano a la verdad expresada en la Escritura es finalmente un asunto de fe, por lo cual esta no es un asunto de demostración fáctica. Sin embargo, todos los hallazgos y descubrimientos arqueológicos que dan sustento al contexto cultural y social de los tiempos bíblicos nos ayudan a confiar en el hecho de que la fe cristiana o mesiánica, ya es demostrable a nivel científico o histórico en su aunque no en su totalidad. Por lo que no es un absurdo que desafía la inteligencia humana. Aunque si basamos la fe únicamente en si Yashua (Jesús) resucito o no, eso ya queda en cada quién.
Con información de The Gospel Coalition y Crossway.
¡Hallaron las pruebas de que Moisés (Moshe), por la gracia de HYWH, dividió el Mar Rojo en dos!
Este descubrimiento es uno de los hallazgos arqueológico más importantes que se han hecho en toda la historia de la humanidad. Ya que se trata de la veracidad del los textos sagrados.
Noticias procedentes de la Universidad de El Cairo, en la capital de Egipto, dan cuenta de que investigadores arqueológicos submarinos encontraron en el fondo del mar Rojo cientos de cadáveres, carros de caballos y armas, que pertenecieron al ejército del Faraón reinante en Egipto, cuando decidió salir con su ejército en persecución de los esclavos hebreros que antes había permitido marchar a su patria, conducidos por Moisés, el gran profeta enviado por Dios para liberar a su pueblo. El ministerio de antigüedades de Egipto informó que durante una investigación realizada por un equipo de arqueólogos subacuáticos en el mar rojo, estos habrían descubierto lo que queda de un gran ejercito egipcio que data del siglo XIV a.C. Mismo descubrimiento que ocurrió en el fondo del golfo de Suez, a un kilometro y medio de la costa de la moderna ciudad de Ras Gharib. Dicha expedición tenía el propósito de rastrear restos de barcos, y objetos antiguos relacionados con la edad de piedra y la edad de bronce. En el comercio de la zona del mar rojo.
Pruebas del Éxodo de Moises Restos del Ejercito Egipcio
Cuando los arqueólogos se encontraban explorando el lugar. De repente, de forma sorprendente y misteriosa, se toparon con una gigantesca masa de huesos humanos oscurecidos por la edad. Inmediatamente, los integrantes del equipo se quedaron con la boca abierta pero les salió una gran sonrisa brillo en los ojos. Sabían que habían descubierto algo mas que un tesoro muy preciado de la antigüedad. Sabían que lo que habían acababan de descubrir, cuestionaría la fe y creencia de millones de personas alrededor del mundo.
Lo cierto, es que los científicos dirigidos por el profesor Abdel Mohammad Gader y Asociados con la facultad de arqueología de la universidad del Cairo, afirman que ya se han recuperado mas de 4000 esqueletos diferentes y esperan encontrar muchos más. Así como cientos de armas y piezas de armaduras. Además de restos de dos carros de guerra disperso en un área de aproximadamente 200 metros cuadrados. Estos expertos estiman que otros restos compuestos por mas de 5.000 cuerpos, podrían estar dispersos sobre un área más amplia. Por lo que sugieren que el ejercito que pereció en este lugar era enorme.
Otra cosa que no deja de intrigar a los científicos y más aún a las organizaciones religiosas. Son los restos de un Khopesh Kefresh o Jepesh egipcio descubiertos junto a las personas que perecieron durante esa batalla. Mismo objeto que al día de hoy se le conoce como una espada de acero en forma de curva conformado con filos en su parte superior e inferior utilizado y muy popular en el antiguo Egipto.
Este descubrimiento es sumamente importante ya que la espada les permitirá a la comunidad científica ubicar mejor la época en que sucedieron estos sucesos. Por lo que todo esto a hecho que el profesor Abdel y su equipo, lleguen a la conclusión de los cuerpos podrían ser el del ejercito que persiguió el pueblo que Dios había dicho a moisés que guiara.
En primer lugar los antiguos soldado parecen haber muerto en tierra firme y seca. Ya que no se han encontrado los restos de nigun barco o buques de guerra en la zona. De hecho, existe la posibilidad de que los buques ni siquiera existieran. Además, las posiciones de los cuerpos y el hecho de que estuvieran atrapados en una gran cantidad de arcillas y rocas indica que podrían haber muerto por una avalancha de agua o en una especie de maremoto. Todo parece corroborar la versión bíblica y la huida de Moisés (Moshe) atravesando el Mar Rojo y posteriormente, la destrucción del ejercito egipcio del Faraón Ramsés.
De manera que este hallazgo, sin duda alguna demuestra que efectivamente había un ejercito egipcio de gran tamaño y fue destruido por las aguas del mar rojo. Incluso las pruebas de este episodio existen tal como es narrado en la Biblia. Esta narrativa podría ser cierta, y de algún modo las afirmaciones por parte de algunos sectores que participaron en este hallazgo. Sin embargo, lo mas intrigante y lo que muchas personas cuestionan es como realmente pudieron haber ocurrido aquellos hechos.
Todos estos sucesos son verídicos para los religiosos y creyentes, puesto que estos son guiados por la fe. Sin embargo, solo son teorías con pocos fundamentos para la ciencia ya que estos necesitan pruebas contundentes que afirmen los hechos o acontecimientos ocurridos a través de la historia. Pero la verdad, es que a lo largo de la historia han ocurrido muchos hallazgos ricos en evidencias, por lo que existe mucha tela que cortar. De manera que está en nosotros creer o no sobre cómo pudieron acontecer aquellos hechos o si simplemente pasaron, pero claro sin dejar a tras los relatos de las escrituras sagradas y muchos escritos descubiertos alrededor de la historia que dan evidencia o relatos innegables de que estos acontecimientos históricos ocurrieron realmente según lo relatado.
Durante siglos la famosa historia bíblica del “cruce de Moisés y el pueblo de Israel en el Mar Rojo” fue desacreditada por la mayoría de los estudiosos y historiadores, quienes aseguraron que el famoso milagro de Moisés abriendo las aguas con su cayado era un hecho más simbólico que histórico. Sin embargo, recientemente un equipo del Centro Nacional de Investigación Atmosférica (NCAR) y de la Universidad de Colorado, en Estados Unidos, realizando simulaciones de ordenador, en un estudio sobre cómo los vientos afectaban a las aguas, demostraron que el viento efectivamente podía empujar y hacer retroceder el agua. “Las simulaciones encajan de forma bastante cercana con el relato en el Éxodo. La separación de las aguas puede entenderse mediante la dinámica de fluidos. Los vientos mueven el agua de una forma acorde a las leyes de la física, creando un pasaje seguro con agua a ambos lados y permitiendo luego volver al agua de forma abrupta”, explicó Carl Drews, de NCAR.
Drews agregó que realizando un experimento en un terreno en forma de ‘U’ en el río Nilo y una laguna poco profunda a lo largo de la costa, se demostró que un viento de 101 kilómetros por hora, soplando de forma continua durante 12 horas, pudo hacer retroceder las aguas de varios metros de profundidad. “Este puente de tierra mide unos 3 kilómetros de largo y 5 kilómetros de ancho, y permanece abierto durante 4 horas. Las personas siempre se han fascinado por esta historia del Éxodo, preguntándose si proviene de hechos históricos. Lo que muestra nuestro estudio es que la descripción de las aguas separadas sí tiene una base en las leyes físicas“.
¡Hallaron evidencias científicas de que Sodoma y Gomorra existieron, exactamente en el tiempo bíblico, y fueron calcinadas!
Un grupo de investigadores dirigido por Steven Collins, encuentran los restos perdidos de las ciudades de Sodoma y Gomorra.
Steven Collins afirmó que los hallazgos encontrados en las excavaciones, coinciden con el tiempo y el lugar de la historia bíblica. Entre las pruebas se encuentran restos de techos derretidos, cerámica y especialmente formaciones rocosas con patronos poco vistos. Se estiman que han pasado por altas temperaturas.
En los restos de la ciudad, castigada por Dios “con una lluvia de fuego y azufre” debido a las costumbres de sus habitantes, fueron encontrados muros, puertas, plazas y otros vestigios de la Edad de Bronce.
“Como Sodoma y Gomorra y las ciudades vecinas, las cuales de la misma manera que aquellos habiendo fornicado e ido en pos de vicios en contra de la naturaleza, fueron puestas por ejemplo, sufriendo castigo de fuego eterno” (Judas 7) https://pastoralsj.org/biblia/libro?libro=73.
La cita bíblica es conocida por ser parte de la historia que involucra al exterminio de los habitantes de la llamada “Pentápolis bíblica”, formada por las ciudades de Sodoma, Gomorra, Adama, Zeboím y Segor, y que fueron castigadas por Dios “con una lluvia de fuego y azufre” debido a sus habituales costumbres dadas al vicio.
Y fue precisamente una de estas ciudades, Sodoma, la que podría haber sido encontrada recientemente por un grupo de arqueólogos estadounidenses.
El equipo de investigadores, dirigidos por el profesor Steve Collins de la Trinity Southwest University, compuesto por un equipo de 21 expertos arqueólogos y científicos, estuvo más de 10 años realizando excavaciones en el Valle de Jordán. En un sitio conocido como “Tall el-Hammam”, ubicado en la parte oriental del Valle del Jordán, cerca de la desembocadura del Jordán.
En el sitio se descubrieron vestigios como una mina de oro y antiguas estructuras que entregarían información sobre la Edad de Bronce y la forma en que las ciudades se conformaron entre los años 3.500 y 1.540 a.C. Entre ellos, una ciudad con un muro de 10 metros fabricado con ladrillos de barro, una plaza, torres, puertas y otros que demostraron la fortaleza de la edificación. “Eran mucho más resistentes de lo que se pensaba”, indicó el experto.
“La mayoría de los mapas arqueológicos se encontraban en blanco antes de nuestra investigación y muy poco se sabía sobre la Edad de Bronce en el sur del valle de Jordán”, explicó Collins, agregando que el descubrimiento ayudará a comprender la forma de vivir de sus habitantes.
No es la primera vez que se investigan las ciudades de Sodoma y Gomorra. En 1989, el arqueólogo aficionado Ron Wyatt afirmó haber encontrado los restos de dos ciudades convertidas en cenizas en el área cercana al mar Muerto. El hallazgo incluyó cimientos de edificios y restos de cerámica enterrados por la ceniza, con claras muestras de habitaciones, calles y una esfinge, todo protegido por grandes muros.
La expedición integra a 21 expertos científicos que pertenecen a 19 instituciones diferentes, y expresaron que la observación demuestra que el evento tuvo ocurrió debido a un estallido masivo en el aire.
Entre los argumentos que los arqueólogos exponen, se encuentran la explicación que anula la suposición de que la destrucción haya sido por terremotos o por guerras, porque entre los restos encontaron fragmentos de cerámica con superficies exteriores derretidas en vidrio, y algunas burbujeando como si estuvieran hirviendo. Por lo tanto, sostienen que son restos de algún evento que sucedió a alta temperatura.
Este descubrimiento se suma a la lista de evidencias que comprueban y demuestran la veracidad de los relatos bíblicos. Collins señaló que la mayoría de los 21 investigadores son científicos que han trabajada durante más de seis años para obtener resultados y hallazgos que permitan emitir estas afirmaciones.
Datos geomagnéticos permiten verificar relatos bélicos de la Biblia
Datos del campo magnético terrestre en muestras arqueológicas han permitido verificar relatos bíblicos de campañas militares egipcias, arameas, asirias y babilónicas contra los reinos de Israel y Judá.
Un estudio conjunto de TAU (Universidad de Tel Aviv) y la Universidad Hebrea, en el que participaron 20 investigadores de diferentes países y disciplinas, ha fechado con precisión 21 capas de destrucción en 17 sitios arqueológicos en Israel mediante la reconstrucción de la dirección y/o intensidad del campo magnético terrestre registrado en restos quemados. Los resultados se publican en Proceedings of the National Academy of Sciences.
Los hallazgos indican, por ejemplo, que el ejército de Hazael, rey de Aram-Damasco, fue responsable de la destrucción de varias ciudades: Tel Rehov, Tel Zayit y Horvat Tevet, además de Gat de los filisteos, cuya destrucción se menciona en la Biblia hebrea. Al mismo tiempo, el estudio refuta la teoría prevaleciente de que Hazael fue el conquistador que destruyó Tel Beth-Shean. Otros hallazgos geomagnéticos revelan que las ciudades del Negev fueron destruidas por los edomitas, quienes aprovecharon la destrucción de Jerusalén y el Reino de Judá por parte de los babilonios.
Los investigadores explican que los geofísicos, al intentar comprender el mecanismo del campo magnético terrestre, siguen los cambios en este campo a lo largo de la historia. Para ello utilizan hallazgos arqueológicos que contienen minerales magnéticos que, al ser calentados o quemados, registran el campo magnético en el momento del incendio.
Por lo tanto, en un estudio de 2020, los investigadores reconstruyeron el campo magnético tal como era el 9 del mes de Av de 586 a. C., la fecha hebrea de la destrucción del Primer Templo y la ciudad de Jerusalén por Nabucodonosor y su ejército babilónico.
Nueva herramienta de datación arqueológica
Ahora, utilizando hallazgos arqueológicos descubiertos durante varias décadas en 17 sitios en todo Israel, junto con información histórica de inscripciones antiguas y relatos bíblicos, los investigadores pudieron reconstruir los campos magnéticos registrados en 21 capas de destrucción. Utilizaron los datos para desarrollar una nueva herramienta científica confiable para la datación arqueológica.
Yoav Vaknin, estudiante de la TAU y autor de la tesis doctoral en la que se enmarca la investigación, explica: “Basándonos en la similitud o diferencia en la intensidad y dirección del campo magnético, podemos corroborar o refutar hipótesis que afirman que sitios específicos fueron quemados durante la misma campaña militar. Además, hemos construido una curva de variación de la intensidad del campo con el tiempo, que puede servir como una herramienta de datación científica, similar al método de datación por radiocarbono”.
Uno de los hallazgos más interesantes revelados por el nuevo método de datación tiene que ver con el fin del Reino de Judá. El profesor Erez Ben Yosefdice: “Los últimos días del Reino de Judá son ampliamente debatidos. Algunos investigadores, basándose en evidencia arqueológica, argumentan que Judá no fue completamente destruida por los babilonios.
“Si bien Jerusalén y las ciudades fronterizas en las estribaciones de Judea dejaron de existir, otras ciudades en el Negev, las montañas del sur de Judea y las estribaciones del sur de Judea permanecieron casi intactas. Ahora, los resultados magnéticos respaldan esta hipótesis, lo que indica que los babilonios no fueron los únicos responsables del desenlace de Judá.
“Varias décadas después de haber destruido Jerusalén y el Primer Templo, los sitios en el Negev, que habían sobrevivido a la campaña de Babilonia, fueron destruidos, probablemente por los edomitas que se aprovecharon de la caída de Jerusalén. Esta traición y participación en la destrucción de las ciudades sobrevivientes pueden explicar por qué la Biblia hebrea expresa tanto odio por los edomitas, por ejemplo, en la profecía de Abdías”.
El Herodión, hallada ¨la fortaleza y la tumba de Herodes el Grande¨
Nacido alrededor del año 73 a.C., Herodes el Grande fue rey de Judea entre los años 40 y 4 a.C. Era hijo del idumeo Antípatro, cuya familia se había convertido al judaísmo unas generaciones atrás; su madre, Cypros, era una princesa árabe-nabatea de la ciudad de Petra. Se dice que, cuando Herodes tenía doce años, un esenio llamado Menahem predijo que reinaría sobre Judea. El joven Herodes estaba dotado de las cualidades propias de sus ascendientes. Tenía una presencia imponente que no dejaba indiferente a nadie, destacaba en los ejercicios físicos, era un hábil diplomático y, sobre todo, estaba dispuesto a cometer cualquier crimen para satisfacer su ilimitada ambición. En cuanto a esto último, la caracterización de Herodes como personaje sanquinario es uno de los rasgos que más destacan en su vida a partir de los textos del historiador judío Flavio Josefo, la principal fuente para reconstruir su biografía.
Herodes fue nombrado prefecto de Galilea por su padre, que ostentaba el cargo de procurador de Judea gracias a su fidelidad a Roma. Con su primera actuación pública, Herodes demostró que tenía la intención de complacer a los romanos a cualquier precio. Contraviniendo lo establecido por la ley judía, que concedía hasta al criminal más vil el derecho de ser juzgado por el Sanedrín –el único tribunal con autoridad para dictar sentencias de muerte–, Herodes ordenó ejecutar a una banda de fanáticos que había atacado pueblos paganos y robado caravanas. Esta demostración de poder, muy del agrado de los romanos, enfureció a los líderes nacionales hebreos, porque percibieron las intenciones filorromanas de Herodes. Los miembros de la judicatura judía presionaron a Hircano II, el débil sumo sacerdote, y obtuvieron permiso para acusar al prefecto ante el Sanedrín. En lugar de presentarse ante ese augusto cuerpo vestido de negro, como era costumbre para demostrar respeto, Herodes apareció vestido de púrpura y protegido por una fuerte guardia –al estilo de la guardia pretoriana del emperador romano–. No se dignó a ofrecer la más mínima defensa de su conducta, sino que presentó una carta de Sexto César, gobernador de Siria, en la que se amenazaba a Hircano con terribles consecuencias si Herodes no quedaba libre de los cargos que se le imputaban. Sobrecogidos, los jueces no se atrevieron a pronunciar una palabra de condena hasta que el presidente del tribunal, Semaías, se levantó para reprender a sus colegas y les advirtió de que algún día pagarían cara su debilidad. Hircano levantó la sesión hasta el día siguiente y recomendó al culpable que abandonara Jerusalén en secreto durante la noche. Herodes se refugió junto a Sexto César, quien lo nombró prefecto de Celesiria. A continuación, Herodes reunió un ejército y avanzó hacia Jerusalén con el propósito de castigar al Sanedrín, pero su padre y su hermano Fasael lo disuadieron de llevar a cabo su venganza.
LUCHA POR EL TRONO
Los disturbios provocados en Roma por el asesinato de Julio César en 44 a.C. no impidieron el ascenso de Herodes, que sacó provecho de todos los cambios de guión. El protegido de Sexto César se convirtió, tras el asesinato de este último, en amigo del gobernador romano de Siria, Casio –uno de los asesinos de César–, cuyo favor ganó al recaudar rápidamente los cien talentos con los que Galilea debía contribuir al tributo de guerra impuesto a Judea para financiar la guerra contra el triunvirato formado por Octavio, Marco Antonio y Lépido, vengadores de César. Pero en el año 42 a.C., la batalla de Filipos puso fin al gobierno de los asesinos de César. El partido nacional de Jerusalén esperaba ahora asistir a la caída de Herodes y su hermano Fasael, que había apoyado a los oponentes del triunvirato victorioso. Algunos nobles judíos se reunieron con el vencedor, Marco Antonio, y se quejaron de la mala administración de Judea. Pero Herodes logró ganarse el favor de Antonio mediante sobornos y halagos, hasta el punto de que éste puso al frente del gobierno de Judea a los hermanos idumeos con el título de tetrarcas.
Algunos nobles judíos se reunieron con el vencedor, Marco Antonio, y se quejaron de la mala administración de Judea. Pero Herodes logró ganarse el favor de Antonio
El año 40 a.C. marcó el punto de inflexión en la vida de Herodes. Con la ayuda de los partos, que ese año invadieron Siria, su enemigo Antígono se proclamó rey de Israel. Fasael cayó en una emboscada y fue obligado a suicidarse, mientras que Herodes logró escapar de un destino parecido. Tras pasar por grandes penalidades y mayores peligros, logró llegar a la fortaleza de Masada, donde dejó a su familia al cuidado de su hermano José. Tras intentar sin éxito obtener ayuda de los nabateos de Petra, marchó a Alejandría, donde la reina Cleopatra le ofreció un puesto de general en su ejército. Herodes lo rechazó y, desafiando todos los peligros, se fue a Roma. Allí conquistó al triunviro Octavio, como antes había hecho con Antonio (así era de carismática su personalidad). Ambos defendieron la causa de Herodes ante el Senado romano e hicieron que esta asamblea lo invistiera rey de los judíos. Al concluir la sesión, Herodes, caminando entre Antonio y Octavio y precedido por los cónsules, se dirigió al Capitolio para dar gracias a los dioses.
El nuevo rey desembarcó en Acre y pronto estuvo a la cabeza de un pequeño ejército. Los generales romanos Ventidio y Silo recibieron la orden de ayudarlo en la conquista de Judea, que no estaba dispuesta a reconocer su soberanía, pero Antígono los había sobornado y Herodes no pudo contar con sus tropas. De ahí que no pudiera sitiar Jerusalén hasta la primavera del año 37 a.C., asistido por una gran fuerza romana bajo el mando de Cayo Sosio. Durante el asedio fue a Samaria para celebrar su matrimonio con la princesa asmonea Mariamne, con quien había estado comprometido durante cinco años después de repudiar a su primera esposa Doris.
Tras un asedio de varios meses, Jerusalén cayó en manos de los romanos, probablemente en julio. Las tropas romanas se entregaron al saqueo y al asesinato durante varios días, y Herodes, para detener aquel horror, tuvo que pagar a los legionarios grandes sumas que sacó de su propia fortuna. Sosio llevó a Antígono cautivo a Antioquía, donde fue ejecutado por orden de Antonio a instigación de Herodes. En los años siguientes, Herodes ordenaría una larga cadena de muertes para garantizarse la lealtad del reino y asegurarse de que ningún miembro de su propia familia osara disputarle el poder.
El HERODIÓN
Cuando Herodes estuvo firmemente establecido en el trono emprendió obras públicas tan notables como la construcción del Templo de Jerusalén, edificó fortalezas, construyó ciudades monumentales y dio nuevo esplendor a otras que habían caído en decadencia, como la vetusta Samaria y la Torre de Estratón, que pasó a llamarse Cesarea Marítima en honor del emperador Octavio Augusto, el antiguo triunviro que nunca dejó de proteger a Herodes. Esta última ciudad, una joya a orillas del mar Mediterráneo, contaba con un circo, un teatro, termas, tabernas y un espléndido palacio para el propio Herodes, cuyos restos se encuentran en la actualidad parcialmente sumergidos en el mar.
Como reto constructivo, el visitante no puede dejar de sorprenderse conla renovación de la fortaleza de Masada, donde Herodes ordenó la construcción de dos palacios, uno de invierno y otro de verano. La imagen de uno de ellos, que cuelga al borde del precipicio, es la estampa que identifica el perfil de este recinto fortificado. Pero Masada no fue la única fortaleza a la que Herodes prestó su atención: en el borde del desierto de Judea edificó el fascinante complejo del Herodión, una imponente fortaleza circular que también albergaba un palacio, edificada sobre una colina artificial a cuyos pies se encontraban otro recinto palacial y un centro administrativo.
Construido entre los años 24 y 15 a.C. para conmemorar la victoria de Herodes sobre su adversario Antígono mientras huía a Masada en el año 40 a.C., el Herodión también es conocido con los nombres de el-Fureidis, Har Hordos, Herodion y Jebel Fureidis. Desde el punto más alto de la fortaleza, en territorio de la actual Cisjordania, se tiene una espléndida vista del desierto de Judea, con sus cuevas de época prehistórica y sus asentamientos monacales de los inicios del cristianismo. Pero Herodes no fue el último ocupante del Herodión. Durante la primera guerra judía contra Roma (del 66 al 73 d.C.), el Herodión fue, junto con Masada y Maqueronte, una de las tres fortalezas que permanecían en manos de los rebeldes en la víspera del asedio a Jerusalén, y fue la primera que los romanos capturaron tras la caída de la capital hebrea, debido a su cercanía a ésta. Ya en el siglo II d.C., según unos documentos encontrados en Wadi Murabba’t y que datan de la época de la rebelión antirromana encabezada por Simeón Bar Kojba (132-135 d.C.), este caudillo había establecido su cuartel en el Herodión, donde guardaba la tesorería de los sublevados y firmaba las operaciones de compra y venta de tierras de los seguidores de la revuelta. Luego, el Herodión conocería siglos de abandono.
LA EXPLORACIÓN DEL HERODIÓN
El rey Herodes eligió el Herodión para ser enterrado, y los arqueólogos exploraron durante más de cien años el yacimiento teniendo presente la última voluntad del monarca y contando con los textos de Flavio Josefo, que dejó la más detallada descripción de este lugar y relató el entierro del soberano. Desde el siglo XV se creía que el Herodión era el lugar donde se establecieron los cruzados después de que los musulmanes capturasen Jerusalén, una idea que comenzó a cambiar en el siglo XIX gracias a los trabajos de Edward Robinson, quien en 1838 ofreció una detallada descripción de los edificios que estaban dentro del cono montañoso, confirmando que pertenecían al período imperial romano y que encajaban en las descripciones de Flavio Josefo.
En 1863, el francés Félicien de Saulcy añadió más detalles a la descripción de Robinson, especialmente de la zona externa e inferior de la montaña, donde hubo una gran piscina. Fue De Saulcy quien se atrevió a proponer que la estructura redonda que se encontraba en el centro de ese estanque podía ser la tumba del rey Herodes. Unos años más tarde, en 1869, otro estudioso francés, Victor Guérin, describió minuciosamente la muralla exterior de la fortaleza con sus tres torres semicirculares y su torre redonda.
Una década más tarde, en 1879, el arquitecto y arqueólogo alemán Conrad Schick ofreció un informe detallado de todo el complejo del Herodión, con planos muy definidos, y concluyó que la fortaleza se asentaba sobre la roca madre de la colina, y que ésta era una estructura artificial. Un hito en su informe es la localización de una escalera monumental que daba acceso al patio interior de la fortaleza tras atravesar un túnel. Schick también aventuró que, en realidad, esa estructura artificial estaba hecha para ser el mausoleo, enorme, del rey Herodes. Este planteamiento cambió radicalmente la idea propuesta por De Saulcy y condicionó y orientó las futuras excavaciones.
Ya en el siglo XX, el arqueólogo (y franciscano) italiano Virgilio Corbo llevó a cabo cuatro campañas de excavaciones entre los años 1962 y 1967 en nombre del Studium Biblicum Franciscanum de Jerusalén. Estas misiones arqueológicas sacaron a la luz la mayor parte de los edificios herodianos. A pesar de la Guerra de los Seis Días y las turbulencias políticas que la siguieron (Cisjordania fue ocupada por Israel a raíz de esta contienda), las tareas de recuperación y restauración continuaron entre 1967 y 1970, ahora bajo la tutela de la Autoridad de los Parques Nacionales de Israel. Desde esa última fecha, las excavaciones se pusieron en manos de Ehud Netzer, del Instituto de Arqueología de la Universidad Hebrea de Jerusalén, cuyos trabajos de investigación sobre el Herodión confirmaron las descripciones de Flavio Josefo. El trabajo de los arqueólogos alcanzó su punto culminante en el año 2007, cuando se anunció el hallazgo del mausoleo de Herodes, emplazado en la ladera de la colina artificial.
EL TEATRO, UN HALLAZGO INESPERADO
Construido alrededor del año 10 a.C., el palacio-fortaleza erigido por Herodes fue también el lugar de descanso tras su muerte. Desde el siglo XIX y todavía en la actualidad, los arqueólogos siguen excavando un yacimiento que ha desvelado muchas incógnitas.
Cayetana H. Johnson Universidad Eclesiástica San Dámaso (UESD)
Actualizado a 20 de octubre de 2021 · 17:56 · Lectura: 14 min
nacido alrededor del año 73 a.C., Herodes el Grande fue rey de Judea entre los años 40 y 4 a.C. Era hijo del idumeo Antípatro, cuya familia se había convertido al judaísmo unas generaciones atrás; su madre, Cypros, era una princesa árabe-nabatea de la ciudad de Petra. Se dice que, cuando Herodes tenía doce años, un esenio llamado Menahem predijo que reinaría sobre Judea. El joven Herodes estaba dotado de las cualidades propias de sus ascendientes. Tenía una presencia imponente que no dejaba indiferente a nadie, destacaba en los ejercicios físicos, era un hábil diplomático y, sobre todo, estaba dispuesto a cometer cualquier crimen para satisfacer su ilimitada ambición. En cuanto a esto último, la caracterización de Herodes como personaje sanquinario es uno de los rasgos que más destacan en su vida a partir de los textos del historiador judío Flavio Josefo, la principal fuente para reconstruir su biografía.
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ALIADO DE ROMA
Herodes fue nombrado prefecto de Galilea por su padre, que ostentaba el cargo de procurador de Judea gracias a su fidelidad a Roma. Con su primera actuación pública, Herodes demostró que tenía la intención de complacer a los romanos a cualquier precio. Contraviniendo lo establecido por la ley judía, que concedía hasta al criminal más vil el derecho de ser juzgado por el Sanedrín –el único tribunal con autoridad para dictar sentencias de muerte–, Herodes ordenó ejecutar a una banda de fanáticos que había atacado pueblos paganos y robado caravanas. Esta demostración de poder, muy del agrado de los romanos, enfureció a los líderes nacionales hebreos, porque percibieron las intenciones filorromanas de Herodes.
Los miembros de la judicatura judía presionaron a Hircano II, el débil sumo sacerdote, y obtuvieron permiso para acusar al prefecto ante el Sanedrín. En lugar de presentarse ante ese augusto cuerpo vestido de negro, como era costumbre para demostrar respeto, Herodes apareció vestido de púrpura y protegido por una fuerte guardia –al estilo de la guardia pretoriana del emperador romano–. No se dignó a ofrecer la más mínima defensa de su conducta, sino que presentó una carta de Sexto César, gobernador de Siria, en la que se amenazaba a Hircano con terribles consecuencias si Herodes no quedaba libre de los cargos que se le imputaban. Sobrecogidos, los jueces no se atrevieron a pronunciar una palabra de condena hasta que el presidente del tribunal, Semaías, se levantó para reprender a sus colegas y les advirtió de que algún día pagarían cara su debilidad. Hircano levantó la sesión hasta el día siguiente y recomendó al culpable que abandonara Jerusalén en secreto durante la noche. Herodes se refugió junto a Sexto César, quien lo nombró prefecto de Celesiria. A continuación, Herodes reunió un ejército y avanzó hacia Jerusalén con el propósito de castigar al Sanedrín, pero su padre y su hermano Fasael lo disuadieron de llevar a cabo su venganza.
LA LUCHA POR EL TRONO
Los disturbios provocados en Roma por el asesinato de Julio César en 44 a.C. no impidieron el ascenso de Herodes, que sacó provecho de todos los cambios de guión. El protegido de Sexto César se convirtió, tras el asesinato de este último, en amigo del gobernador romano de Siria, Casio –uno de los asesinos de César–, cuyo favor ganó al recaudar rápidamente los cien talentos con los que Galilea debía contribuir al tributo de guerra impuesto a Judea para financiar la guerra contra el triunvirato formado por Octavio, Marco Antonio y Lépido, vengadores de César. Pero en el año 42 a.C., la batalla de Filipos puso fin al gobierno de los asesinos de César. El partido nacional de Jerusalén esperaba ahora asistir a la caída de Herodes y su hermano Fasael, que había apoyado a los oponentes del triunvirato victorioso. Algunos nobles judíos se reunieron con el vencedor, Marco Antonio, y se quejaron de la mala administración de Judea. Pero Herodes logró ganarse el favor de Antonio mediante sobornos y halagos, hasta el punto de que éste puso al frente del gobierno de Judea a los hermanos idumeos con el título de tetrarcas.
Algunos nobles judíos se reunieron con el vencedor, Marco Antonio, y se quejaron de la mala administración de Judea. Pero Herodes logró ganarse el favor de Antonio
El año 40 a.C. marcó el punto de inflexión en la vida de Herodes. Con la ayuda de los partos, que ese año invadieron Siria, su enemigo Antígono se proclamó rey de Israel. Fasael cayó en una emboscada y fue obligado a suicidarse, mientras que Herodes logró escapar de un destino parecido. Tras pasar por grandes penalidades y mayores peligros, logró llegar a la fortaleza de Masada, donde dejó a su familia al cuidado de su hermano José. Tras intentar sin éxito obtener ayuda de los nabateos de Petra, marchó a Alejandría, donde la reina Cleopatra le ofreció un puesto de general en su ejército. Herodes lo rechazó y, desafiando todos los peligros, se fue a Roma. Allí conquistó al triunviro Octavio, como antes había hecho con Antonio (así era de carismática su personalidad). Ambos defendieron la causa de Herodes ante el Senado romano e hicieron que esta asamblea lo invistiera rey de los judíos. Al concluir la sesión, Herodes, caminando entre Antonio y Octavio y precedido por los cónsules, se dirigió al Capitolio para dar gracias a los dioses.
El nuevo rey desembarcó en Acre y pronto estuvo a la cabeza de un pequeño ejército. Los generales romanos Ventidio y Silo recibieron la orden de ayudarlo en la conquista de Judea, que no estaba dispuesta a reconocer su soberanía, pero Antígono los había sobornado y Herodes no pudo contar con sus tropas. De ahí que no pudiera sitiar Jerusalén hasta la primavera del año 37 a.C., asistido por una gran fuerza romana bajo el mando de Cayo Sosio. Durante el asedio fue a Samaria para celebrar su matrimonio con la princesa asmonea Mariamne, con quien había estado comprometido durante cinco años después de repudiar a su primera esposa Doris.
Tras un asedio de varios meses, Jerusalén cayó en manos de los romanos, probablemente en julio. Las tropas romanas se entregaron al saqueo y al asesinato durante varios días, y Herodes, para detener aquel horror, tuvo que pagar a los legionarios grandes sumas que sacó de su propia fortuna. Sosio llevó a Antígono cautivo a Antioquía, donde fue ejecutado por orden de Antonio a instigación de Herodes. En los años siguientes, Herodes ordenaría una larga cadena de muertes para garantizarse la lealtad del reino y asegurarse de que ningún miembro de su propia familia osara disputarle el poder.
para saber másLA MATANZA DE LOS INOCENTES: REALIDAD Y FICCIÓNLeer artículo
EL HERODIÓN
Cuando Herodes estuvo firmemente establecido en el trono emprendió obras públicas tan notables como la construcción del Templo de Jerusalén, edificó fortalezas, construyó ciudades monumentales y dio nuevo esplendor a otras que habían caído en decadencia, como la vetusta Samaria y la Torre de Estratón, que pasó a llamarse Cesarea Marítima en honor del emperador Octavio Augusto, el antiguo triunviro que nunca dejó de proteger a Herodes. Esta última ciudad, una joya a orillas del mar Mediterráneo, contaba con un circo, un teatro, termas, tabernas y un espléndido palacio para el propio Herodes, cuyos restos se encuentran en la actualidad parcialmente sumergidos en el mar.
Como reto constructivo, el visitante no puede dejar de sorprenderse conla renovación de la fortaleza de Masada, donde Herodes ordenó la construcción de dos palacios, uno de invierno y otro de verano. La imagen de uno de ellos, que cuelga al borde del precipicio, es la estampa que identifica el perfil de este recinto fortificado. Pero Masada no fue la única fortaleza a la que Herodes prestó su atención: en el borde del desierto de Judea edificó el fascinante complejo del Herodión, una imponente fortaleza circular que también albergaba un palacio, edificada sobre una colina artificial a cuyos pies se encontraban otro recinto palacial y un centro administrativo.Construido entre los años 24 y 15 a.C. para conmemorar la victoria de Herodes sobre su adversario Antígono mientras huía a Masada en el año 40 a.C., el Herodión también es conocido con los nombres de el-Fureidis, Har Hordos, Herodion y Jebel Fureidis. Desde el punto más alto de la fortaleza, en territorio de la actual Cisjordania, se tiene una espléndida vista del desierto de Judea, con sus cuevas de época prehistórica y sus asentamientos monacales de los inicios del cristianismo. Pero Herodes no fue el último ocupante del Herodión. Durante la primera guerra judía contra Roma (del 66 al 73 d.C.), el Herodión fue, junto con Masada y Maqueronte, una de las tres fortalezas que permanecían en manos de los rebeldes en la víspera del asedio a Jerusalén, y fue la primera que los romanos capturaron tras la caída de la capital hebrea, debido a su cercanía a ésta. Ya en el siglo II d.C., según unos documentos encontrados en Wadi Murabba’t y que datan de la época de la rebelión antirromana encabezada por Simeón Bar Kojba (132-135 d.C.), este caudillo había establecido su cuartel en el Herodión, donde guardaba la tesorería de los sublevados y firmaba las operaciones de compra y venta de tierras de los seguidores de la revuelta. Luego, el Herodión conocería siglos de abandono.
para saber másGLADIADORES, COMBATES A MUERTE EN EL ANFITEATROLeer artículo
LA EXPLORACIÓN DEL HERODIÓN
El rey Herodes eligió el Herodión para ser enterrado, y los arqueólogos exploraron durante más de cien años el yacimiento teniendo presente la última voluntad del monarca y contando con los textos de Flavio Josefo, que dejó la más detallada descripción de este lugar y relató el entierro del soberano. Desde el siglo XV se creía que el Herodión era el lugar donde se establecieron los cruzados después de que los musulmanes capturasen Jerusalén, una idea que comenzó a cambiar en el siglo XIX gracias a los trabajos de Edward Robinson, quien en 1838 ofreció una detallada descripción de los edificios que estaban dentro del cono montañoso, confirmando que pertenecían al período imperial romano y que encajaban en las descripciones de Flavio Josefo.
En 1863, el francés Félicien de Saulcy añadió más detalles a la descripción de Robinson, especialmente de la zona externa e inferior de la montaña, donde hubo una gran piscina. Fue De Saulcy quien se atrevió a proponer que la estructura redonda que se encontraba en el centro de ese estanque podía ser la tumba del rey Herodes. Unos años más tarde, en 1869, otro estudioso francés, Victor Guérin, describió minuciosamente la muralla exterior de la fortaleza con sus tres torres semicirculares y su torre redonda.
Una década más tarde, en 1879, el arquitecto y arqueólogo alemán Conrad Schick ofreció un informe detallado de todo el complejo del Herodión, con planos muy definidos, y concluyó que la fortaleza se asentaba sobre la roca madre de la colina, y que ésta era una estructura artificial. Un hito en su informe es la localización de una escalera monumental que daba acceso al patio interior de la fortaleza tras atravesar un túnel. Schick también aventuró que, en realidad, esa estructura artificial estaba hecha para ser el mausoleo, enorme, del rey Herodes. Este planteamiento cambió radicalmente la idea propuesta por De Saulcy y condicionó y orientó las futuras excavaciones.
Ya en el siglo XX, el arqueólogo (y franciscano) italiano Virgilio Corbo llevó a cabo cuatro campañas de excavaciones entre los años 1962 y 1967 en nombre del Studium Biblicum Franciscanum de Jerusalén. Estas misiones arqueológicas sacaron a la luz la mayor parte de los edificios herodianos. A pesar de la Guerra de los Seis Días y las turbulencias políticas que la siguieron (Cisjordania fue ocupada por Israel a raíz de esta contienda), las tareas de recuperación y restauración continuaron entre 1967 y 1970, ahora bajo la tutela de la Autoridad de los Parques Nacionales de Israel. Desde esa última fecha, las excavaciones se pusieron en manos de Ehud Netzer, del Instituto de Arqueología de la Universidad Hebrea de Jerusalén, cuyos trabajos de investigación sobre el Herodión confirmaron las descripciones de Flavio Josefo. El trabajo de los arqueólogos alcanzó su punto culminante en el año 2007, cuando se anunció el hallazgo del mausoleo de Herodes, emplazado en la ladera de la colina artificial.
EL TEATRO, UN HALLAZGO INESPERADO
Otra gran sorpresa esperaba a los arqueólogos, que iban ampliando las excavaciones de la zona del mausoleo. En 2008 encontraron unas estancias cuya parte inferior se abría en la roca madre, mientras que la parte superior se había construido con sillares. Los muros estaban cubiertos de yeso, y alrededor se descubrieron fragmentos de estuco policromado y tambores de columnas. Fue el preludio de la aparición de un pequeño teatro dotado de un palco real destinado al monarca, su familia y sus invitados. Del teatro se pueden distinguir con total claridad la cavea o graderío semicircular, la orchestrao espacio semicircular central frente a la cavea, un escenario rectangular y una de las entradas, el aditus maximus. La cavea, que mira a Jerusalén, tiene 30 metros de diámetro y se apoya sobre la ladera de la colina, al estilo de los teatros griegos. Sus asientos, tallados en piedra, pudieron acoger a unos 400 espectadores.
Aunque no se ha conservado la estructura del escenario, se presume que la scaenae frons (la fachada monumental que servía de fondo del escenario) debía de estar construida con sillares y columnas sobre pedestales. Los restos hallados dan testimonio del estilo refinado de esta estructura, a tenor del número de tambores de columnas, capiteles dóricos y corintios y pedestales, elementos que fueron emplastecidos con yeso decorativo e incluso con oro y policromía variada. El teatro ofrece una curiosidad: la presencia de un grupo de estancias en la zona superior de la cavea, algo raro de ver en otros teatros. Algunas están revestidas de estuco y una de ellas no tiene acceso a la cavea; se cree que era un lugar destinado a mujeres porque sólo tenía una ventana para ver la representación teatral. Sería el reflejo de la costumbre judía de reservar un espacio para las mujeres que iban con los hijos a la sinagoga y contemplaban desde ventanas lo que hacían los hombres durante la liturgia o las grandes celebraciones.
El palco real impresiona por el refinamiento de la estancia. Completamente abierto hacia la cavea y el escenario, sus paredes –divididas en tres partes mediante pilastras verticales rematadas con capiteles corintios– estaban preciosamente decoradas con estuco, policromía y los motivos vegetales tan caros al rey. Es llamativa la técnica empleada: mientras que los frescos suelen impregnarse de color cuando el estuco está húmedo, en este caso se empleó la técnica opuesta, llamada secco. Otros detalles decorativos incluyen representaciones de animales y una escena nilótica, lo que se corresponde con la moda decorativa del momento en el centro del Imperio romano. Por ello, y por la calidad y maestría del trabajo, se cree que Herodes contrató a artistas italianos para llevar a cabo esta obra.
La cercanía del teatro al palacio fortificado del rey permitía entrar y salir con seguridad en caso de atentado o revuelta, situaciones que se daban con frecuencia. Se sabe que el teatro fue construido a propósito de la visita de Marco Agripa –general y yerno del emperador Augusto– en el año 15 a.C. Herodes y Agripa eran grandes amigos y su encuentro en el Herodión había sido acordado un año antes en Mitilene, según narra Flavio Josefo.
Poco antes de la muerte de Herodes, el teatro fue desmontado para consolidar la colina artificial en vistas a la construcción del mausoleo. Los trabajadores que se ocuparon de las obras dividieron las estancias del teatro para alojarse allí, y el palco real fue subdividido con muros improvisados para crear una cocina y hornos. Hay huellas de estos obreros en las paredes, ya que dejaron inscripciones y dibujos, entre ellos el de un barco. Entre las inscripciones figura una en lengua aramea (la lengua popular de entonces entre los hebreos) en la pared oriental de una de las habitaciones del palco real: «[Mi padre] que era un haver […] en el 22 de Adar, en el año 22, Shlam [yah], en Jerusalén». Según los especialistas de las excavaciones del Herodión, el texto fue escrito por uno de los trabajadores cuyo padre, experto en el tallado de sillares, falleció en la fecha indicada del reinado de Herodes, que corresponde al año 15 a.C.
Datos recogido de National Geographic
Hallan una marca del sello del rey bíblico Ezequías en Jerusalén
Es la primera vez que una impresión de sello de un rey israelita o de Judá sale a la luz en una excavación arqueológica
La inscripción antigua señala: «Pertenece a Ezequías [hijo de] Acaz, rey de Judá»
Arqueólogos israelíes han descubierto que en un sello encontrado en 2009 durante unas excavaciones junto al Monte del Templo, en la ciudad vieja de Jerusalén, está inscrito el nombre delbíblico rey Ezequías,rey de Judá que gobernó alrededor del año 700 antes de Cristo. Hijo de Acaz, fue descrito en la Biblia como un monarca audaz: «No había nadie como él entre todos los reyes de Judá, ni antes de él o después de él» (II Reyes 18: 5).
«Es la primera vez que una impresión de sello de un rey israelita o de Judá sale a la luz en una excavación arqueológica científica» señala Eliat Mazar, de la Universidad Hebrea de Jerusalén , que dirige las excavaciones.
La inscripción ovalada de 9,7 x 8,6 milímetros fue impresa en un pedazo de arcilla inscrito de 3 milímetros de grosor que mide 13 x 12 milímetros. Lleva la inscripción: «לחזקיהו [בן] אחז מלך יהדה» («Pertenece a Ezequías [hijo de] Acaz, rey de Judá») y un sol de dos alas, con alas de vuelta hacia abajo, flanqueado por dos símbolos ankh que simbolizan la vida.
La bulla se utilizaba para sellar un rollo de papiroy la impresión de las fibras que se preservó en su anverso sugiere que el sello cerró un documento firmado por el propio rey. La parte de atrás de la pieza de barro tenía marcas de cuerdas finas que se utilizaron para atar un documento de papiro.
La inscripción fue encontrada en una excavación al pie de la parte sur de la muralla que rodea la ciudad vieja de Jerusalén, en un vertedero de basuras que posteriormente pasó a ser almacén y probablemente fue arrojado desde un edificio real adyacente, según Mazar.
En un primer momento fue catalogada y colocada en un armario, después de que una primera inspección no logrará establecer su identidad. Cinco años más tarde, un miembro del equipo volvió a analizarla con una lupa y apreció unos puntos que ayudaron a separar las palabras, viendo así con claridad su significado.
Durante el reinado de Ezequías (727-698 aC), Judá fue invadido por el ascendente Imperio Asirio y la capital, Jerusalén, fue sitiada por el ejército del rey Senaquerib. Aun siendo después vasallo de Asiria, mantuvo con éxito la posición independiente de Judea y su capital Jerusalén, que mejoró económicamente, religiosamente, y diplomáticamente durante su mandato. Los símbolos en la impresión del sello sugieren que se hicieron al final de su vida ya que según los expertos de la Universidad Hebrea, reflejan la influencia asiria y el deseo de Ezequías de enfatizar su soberanía política y la conciencia profunda del rey del poderoso patrocinio dado a su reinado por el Dios de Israel.
«Siempre es una pregunta, ¿cuáles son los hechos reales detrás de las historias bíblicas?», dijo Mazar. «Aquí tenemos la oportunidad de llegar lo más cerca posible de la persona misma, al mismo rey».
Lo que nosotros sabemos sobre el rey Ezequías
“La Biblia describe al rey Ezequías como uno de los reyes más importantes después del rey David”, dijo Mazar.
“Él era rico, atrevido y se levantó en contra de los asirios. Un rey muy impresionante”, agregó ella.
El rey Ezequías –quien reinó desde aproximadamente el año 727 hasta el 698 a.C.– sin duda es representado favorablemente en la Biblia. El libro de II Reyes 18:5 dice de Ezequías: “… ni después ni antes de él hubo otro como él entre todos los reyes de Judá”.
Se ha afirmado que Ezequías dedicó su reinado a la revocación de la “idolatría” de su padre. Sin embargo, el sello privado recién descubierto de Ezequías, el cual lleva el nombre de su padre, sugiere que Ezequías valoraba este vínculo.
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La casa de 3.000 años que confirma la existencia del reino perdido del rey David
Esta enorme construcción data de aquella época cuando supuestamente existía esta La Monarquía Unida, un gobierno regido por este monarca y más tarde por Salomón
Variosarqueólogos han descubierto los restos de una casa, posiblemente de 3.000 años de antigüedad y ubicada en la parte central de Israel (una región llamada Shephalah), que sugiere que realmente existió un reino bíblicollamado la Monarquía Unida, gobernada por el Rey David y más tarde Salomón según la Biblia hebrea.
Los trabajadores que excavaron la casa, situada en un emplazamiento que ahora se llama Tel Eton, explicaron en un artículo publicado en la revista ‘Radiocarbon‘ que la fecha, el diseño y el tamaño de la construcción indican que este gobierno unificado existió en la zona.
La Biblia establece que esta organización política colapsó después de la muerte del Rey Salomón (un evento que según algunos historiadores ocurrió alrededor del 930 a. C). Después de ese desplome aparecieron dos reinos judíos rivales: Judá (en torno a Jerusalén) y un reino al norte de esta ciudad que conservaba el nombre de Israel. Sin embargo, si realmente existió o cuán grande era son temas de debate entre los arqueólogos e historiadores.
Se han descubierto pocos registros escritos en Israel que daten de la supuesta monarquía, y algunos eruditos han sostenido que los restos encontrados indican que nunca existióa pesar de que algunos arqueólogos han descubierto una estela egipcia de 3.200 años de antigüedad escrita en nombre del faraón Merneptah que menciona brevemente el nombre “Israel”.
Primero encontraron la piedra de la Casa de David, el rey de Israel
Si bien esta roca de 13 por 16 pulgadas del 830 AEC, es exhibida en el Museo Metropolitano del arte de Nueva York, como parte de la “Edad Clásica Asiria”, es particularmente notable, porque su inscripción es importante, ya que es la referencia más temprana extra-bíblica a la Casa del Rey David.
“No hay duda de que la inscripción es uno de los testimonios más importantes que se han encontrado en relación con las Escrituras”, dijo Arie, curador de períodos israelitas y persas en el Museo de Israel, quien escribió en el catálogo de la exposición.
David y Salomón, reyes de la polémica
La narración que recogen las Escrituras es bien conocida. Un joven pastor de la tribu de Judá, de nombre David, acaba con Goliat, gigante de la tribu enemiga de los filisteos y es ungido rey de Judá después de la muerte de Saúl, a finales del siglo XI a.C., conquista Jerusalén, une al pueblo de Judá con las fragmentadas tribus israelitas del norte y acto seguido funda una dinastía realque continúa con Salomón hasta bien entrado el siglo X a.C.
Pero cuando la Biblia cuenta que David y Salomón hicieron del reino de Israel un poderoso imperio que se extendía desde el Mediterráneo hasta el río Jordán, y desde Damasco al Néguev, surge un pequeño problema: pese a décadas de búsqueda, los arqueólogos no han hallado una sola prueba consistente de que David o Salomón construyesen nada.
Excavada entre 2006 y 2015, tiene dos pisos y está construida en parte con piedras de sillar y su planta baja mide aproximadamente 230 metros cuadrados
La práctica en otro tiempo común de usar la Biblia como guía arqueológica ha recibido críticas generalizadas, que la tachan de acientífica. De hecho, muchos expertos afirman que hay una desviación de un centenar de años respecto a las fechas propuestas por los estudiosos de las Escrituras. Los edificios ‘salomónicos’ que en las últimas décadas han excavado los arqueólogosbíblicos en Hazor, Gézer y Megiddo no se erigieron en época de David y Salomón, sostiene, sino que han de atribuirse a reyes de la dinastía omrida (del siglo IX a.C.), muy posteriores.
Qué cuenta la casa
Excavada entre 2006 y 2015, tiene dos pisos y está construida en parte con piedras de sillar. La planta baja mide aproximadamente 230 metros cuadrados, “lo que la ubica entre el 1% más grande de edificios que existían en la región hace unos 3.000 años”, asegura Avraham Fausta, profesor de arqueología en la Universidad Bar-Ilan que lidera excavaciones en Tel Eton a ‘Live Science’.
La casa está situada en la parte más alta del montículo, en un área que domina grandes partes de la ciudad, así como en tierras agrícolas y caminos debajo de ella. Probablemente fue ocupada por un alto funcionario”, explica el arqueólogo Yair Sapir.
Antes de que comenzara su construcción, un cálizde 3.200 años de antigüedad fue enterrado en lo que los expertos llaman un depósito de fundación. Para confirmar cuándo se erigió, los científicos contaron con cuatro artefactos: un trozo de carbón encontrado en el recipiente, otro trozo descubierto dentro de los restos del piso y dos huesos de aceituna en el interior de la casa.
Está orientada hacia el este y consiste en una gran casa que se divide en cuatro áreas, tres espacios largos en la parte delantera y uno grande en la posterior que se subdividen. Los israelitas con frecuencia construían casas con este tipo de diseño, aunque algunos expertos aseguran que no lo hicieron, explica Faust. “Esta evidencia refuerza el argumento de que la Monarquía Unida existía y tenía cierto poder en Tel Eton”, añade
Además, los arqueólogos descubrieron queesta zona se fortaleció, algo que creen que confirma su argumento de que existía un poderoso gobierno. También señalan que en Israel se han encontrado otros lugares que datan de hace 3.000 años que podrían estar conectados con la Monarquía Unida, incluida Khirbet Qeiyafa, una ciudad fortificada situada a 30 kilómetros al suroeste de Jerusalén.
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La inscripción de Gedeón respalda la fiabilidad onomástica de la Biblia
El nombre del juez de Israel, “Jerobaal”, apareció en la excavación de Khirbat er-Ra’i, escrito en un fragmento de cerámica de hace 3.100 años.
La Autoridad de Antigüedades de Israel comunicó esta semana un hallazgo relevante para el estudio histórico del tiempo anterior a la monarquía davídica, en concreto el período que la Biblia describe como el de los jueces o “caudillos”, que los historiadores sitúan entre el 1.200 y el 1.100 antes de Cristo.
Se trata de un fragmento de cerámica con cinco letras escritas en lengua proto-cananea, cuya interpretación más plausible es un nombre: “Jerobaal”. Este nombre aparece en la Biblia asignado a uno de los gobernantes, Gedeón, que de acuerdo al relato del libro de Jueces, liberó a los israelitas de dominio de los madianitas.
En Jueces 6, 7 y 8 se cuenta su historia, y la primera mención de este nombre se vincula con su significado. El texto bíblico dice: “Aquel día Gedeón fue llamado Jerobaal, es decir, que Baal contienda con él, porque había derribado su altar” (Jueces 6:32).
Yosef Garfinkel y el arqueólogo Sa’ar Ganor, de la Universidad Hebrea de Jerusalén, explicaron la concordancia del nombre hallado en la inscripción con el de la Biblia. “Se menciona primero a Gedeón combatiendo la idolatría al derribar el altar a Baal y tirar el poste de Asera”, explicaron. “En la tradición bíblica, se le recuerda luego como triunfador sobre los madianitas, que solían cruzar el Jordán para saquear los cultivos agrícolas”.
El equipo de arqueólogos encontró el fragmento en las excavaciones de Khirbat er-Ra’i, cerca de donde se encuentra la antigua ciudad de Laquis. Se trata de la primera mención extra-bíblica del nombre de Jerobaal.
Importancia del fragmento
En su estudio, los arqueólogos afrontan cinco aspectos clave en la investigación: la lectura del fragmento, la dirección de la escritura, la cronología, la geografía y la onomástica.
Siendo la cronología y la geografía aspectos de gran fiabilidad, dado que coinciden en fecha y lugar con hallazgos similares, los investigadores se muestran más cautos en cuanto a la lectura e interpretación del fragmento. Sin embargo, valorando todos estos aspectos, consideran relevante que la inscripción contiene el mismo nombre que se encuentra en la Biblia y además su datación concuerda con la época relatada en Jueces.
El arqueólogo Tim López Eriksson, colaborador de Protestante Digital, explica que la inscripción tiene una “relevancia indirecta en el debate sobre la historicidad” de la Biblia, pero demuestra “que el relato bíblico ‘preserva tradiciones onomásticas auténticas’(citando las últimas líneas del artículo publicado por los investigadores)”
“Es decir, los nombres que aparecen en Jueces realmente eran nombres de su época.Pero igual que los investigadores que han presentado este descubrimiento, hay que tener cuidado, y realmente no hay forma de atribuir el fragmento al Gedeón bíblico”, especifica Tim López.
Otra de las ciencias interesadas en el hallazgo es la de la lingüística. No se tienen muchos fragmentos de una lengua cuya designación produce discusiones entre los especialistas.
Tim López nos explica que la interpretación de textos antiguos como este tiene sus dificultades.“Por su estado fragmentario, la interpretación puede ser difícil. Básicamentenos encontramos con cuatro letras y media.Además, en esa época aun no se había formalizado la manera de escribir de izquierda a derecha, lo que implica que la inscripción podría haber estado escrita de derecha a izquierda. Pero considerando todas las posibilidades, los investigadores afirman que la lectura más probable es la del nombre Jerobaal”.
En cuanto a la onomástica, los investigadores ponen en relieve que se han encontrado ya tres inscripciones antiguas con el nombre “Baal” en este área geográfica, nombre que desaparece del registo epigráfico desde el siglo IX al VI a.C. Este registro coincide exactamente con el relato de la Biblia, lo que una vez más confirma que las Escrituras tienen una fiabilidad precisa en este aspecto.
Las excavaciones se realizaron en Khirbat er-Ra’i, cerca de la antigua ciudad de Laquis, un lugar relevante durante la época de los jueces de Israel.
Datos obtenidos de www.protestadigital.com
Fragmentos de manuscritos bíblicos entre los hallazgos en cuevas del Mar Muerto descubiertos en 2022
También se han encontrado un esqueleto de una niña momificado de forma natural de 6000 años y una cesta de material vegetal perfectamente preservada, de unos 10.500 años.
Tras una extensa prospección arqueológica de las cuevas en el desierto de Judá, arqueólogos israelís anunciaron el 16 de marzo los descubrimientos más importantes de esta enorme tarea. Los hallazgos incluyen varias docenas de fragmentos de textos bíblicos de unos 2000 años, un esqueleto de una niña momificado de forma natural de 6000 años, y una cesta de material vegetal perfectamente preservada, de unos 10.500 años.
El descubrimiento de los Rollos del Mar Muerto en las cuevas de Qumran en 1947 llamó la atención de los saqueadores que empezaron a enfocar sus esfuerzos en la zona. En un intento para adelantarse a estos, se lanzó un proyecto nacional en el 2017 destinado a prospectar sistemáticamente las cuevas del desierto de Judá. La operación se ha llevado a cabo por la Israel Antiquities Authority (IAA) en colaboración con Staff Officer of the Archaeology Department of the Civil Administration in Judea and Samaria (departamento de arqueología de la administración civil en Judea y Samaria). Hasta ahora se han explorado un total de unos 80 km en aproximadamente 500 cuevas, pero se calcula que aún queda por prospectar un 25% del desierto de Judá.
Gracias a drones y equipos avanzados de rápel y alpinismo, arqueólogos y voluntarios procedentes de academias militares han podido acceder a muchas cuevas que hasta ahora se habían considerado inaccesibles.
Una de las cuevas que ha producido varios descubrimientos importantes es la “cueva del horror”, denominada así porque en ella se hallaron cuarenta esqueletos humanos durante las primeras excavaciones en los años 1950. Estos pertenecían a hombres, mujeres y niños que habían buscado refugio en la cueva durante la rebelión de Bar Kojba a principios del siglo II d.C.
La cueva está situada en la reserva natural de Nahal Hever, y es de muy difícil acceso. Ubicada a unos 80 metros por debajo de la cima de un acantilado escarpado, solo se puede acceder a ella haciendo rápel entre los desfiladeros.
En las recientes excavaciones se hallaron dos docenas de fragmentos de pergamino con textos bíblicos. El equipo que ha estudiado los fragmentos ha podido reconstruir un pasaje del libro de Zacarías 8:16-17, y el pasaje en Nahúm 1:5-6. También se ha descubierto que estos nuevos fragmentos forman parte de unos manuscritos más extensos que se hallaron en las primeras excavaciones de la cueva en el 1953.
El texto de estos fragmentos está escrito en griego, aunque el nombre de Dios (YHWH) aparece en hebreo con letras del alfabeto paleohebreo, típico de la era del Primer Templo. La práctica de dejar el nombre de Dios en hebreo ya se conocía de otros manuscritos del Mar Muerto.
Al traducir el texto del manuscrito los investigadores descubrieron que los nuevos fragmentos presentan una versión algo diferente a la tradicional con una anomalía jamás vista anteriormente. El texto tradicional en Zacarías 8:16-17 dice:
“Éstas son las cosas que habéis de hacer: hablad verdad cada cual con su prójimo; juzgad según la verdad y lo conducente a la paz en vuestras puertas. Ninguno de vosotros piense mal en su corazón contra su prójimo, ni améis el juramento falso, porque todas éstas son cosas que aborrezco, dice Jehová.” En los nuevos fragmentos dice “calles” en vez de “puertas”.
Basado en el estilo de la escritura, los investigadores han datado los fragmentos a finales del primer siglo a.C.
En varias de las cuevas examinadas se han encontrado objetos relacionados con los rebeldes judíos que buscaron refugio en las cuevas durante la rebelión de Bar Kojba. Se trata de puntas de flechas y lanzas, fragmentos de telas, sandalias, peines para piojos, y monedas acuñadas con símbolos típicos de la rebelión judía.
Pero también se han hecho descubrimientos mucho más antiguos. En la “cueva del horror” los arqueólogos descubrieron el esqueleto de probablemente una niña que gracias al clima árido había sido momificado de forma natural preservando incluso el pelo de la cabeza. El cuerpo, situado en un agujero intencionadamente excavado y cubierto con dos losas de piedra, presentaba una posición fetal y estaba envuelto en una manta. Un estudio inicial ha indicado que la niña tenía entre 6-12 años y fue enterrada hace unos 6000 años.
Otro objeto espectacular que apareció en la “cueva del horror” es una cesta tejida de material vegetal de hace unos 10.500 años. El clima árido ha permitido un estado de preservación excelente, convirtiéndola en la cesta más antigua del mundo, según la IAA. La cesta tenía una capacidad de entre 90 y 100 litros y aporta nuevos datos sobre cómo se almacenaban los productos unos 1.000 años antes de la invención de la cerámica. Sin embargo, se encontró vacía, y ahora se investigará su posible uso a partir de una pequeña cantidad de tierra de su interior.